MANZOR

Desde la primaria estabamos juntos en la misma clase y la misma escuela. Su padre habia sido uno de los medicos mas famosos de mi pequeño pueblo natal Ciego de Avila antes del socialismo. El apellido Manzor cargaba una energia de respeto y admiracion, aun en medio de los años comunistas en que nos encontrabamos en ese momento.

Despues de haber terminado el sexto grado, me fui a estudiar internado en las escuelas que el gobierno habia construido en medio del campo y lejos de la ciudad donde naci, lejos de mis padres, familiars, mis vecinos y amistades.

Por esos años el presidente del pais se habia empeñado en la formacion y creacion de lo que llamaba “El Hombre Nuevo”, es decir un ser social que seria capaz de representar los valores puros del sistema socialista, capaz de saber tomar las decisions correctas y siempre dispuesto a ser el primero en la linea de fuego, dando de forma desinterazada su esfuerzo por el bien de los demas y de la patria, lo que define como “carne de cañon”.

Para lograr esos objetivos el aparato gubernamental habia creado los mecanismos adecuados para poco a poco ir “adoctrinando” a las generaciones que nacimos despues del año 1959

Como es sabido los valores absolutos no existen, por lo que por mucho que el aparato gubernamental ponia todo su empeño en la transformacion del ser social, siempre aparecian algunos caudillos, rebeldes capaces de revelarse en contra del veneno sicologico, los que sabiendose oprimidos de alguna forma se dieron cuenta de que en nombre de la supervivencia debian hacerle el juego al sistema, aparentar una felicidad realista, honesta y fingida, capaz de engañar hasta al Diablo, dando inicio a la doble moral.

Pues bien alla me encontraba viviendo, en medio del campo, en medio de 600 otras almas que tambien habian sido traidas casi a la fuerza a vivir juntos en los edificios del adoctrinamiento. Alli fue a parar tambien mi amigo Manzor.

Corria el año 1979, y de forma inesperada al dictador se le ocurrio permitir por primera vez entrar al pais la comunidad de exiliados cubanos residentes en Miami y asi poder reunirse con sus familiars y amigos que no se veina desde el año 1959.

El olor corporal, el dulce y enigmatico olor a perfumes desconocidos es lo que mas recuerdo de las personas que vinieron a visitar nuestra escuela en el campo. Aromas que confirmaban la existencia de otra dimension rara y prohibida.

Recuerdo la multitud de estudiantes caminando detras de estas personas extrañas, atraidos por la curiosidad de absorver y descubrir las cosas que nuestro dictador nos habia prohibido, tales como vestir de mesclilla, tener el pelo largo, escuchar musica en ingles, y muchisimas otras cosas mas.

El impacto que provoco la entrada de los cubanos residentes en la comunidad de Miami fue algo que nunca pudo ser prevenido ni siquiera predecido por el aparato gubernamental. El hombre nuevo habia sido tocado por las manos de otros hombres y mujeres que aunque diferentes nos abrian las puertas de la verdad, las ventanas de la libertad, los caminos hacia la conquista de la plena felicidad.

Manzor fue uno de los muchos amigos que rapidamente absorvio los nuevos aires, y con la ayuda de sus familiares en Miami, decidio escapar junto a sus parientes de la Cuba socialista, para dejar de ser parte del hombre nuevo y asi convertirse en un hombre individual, y libre.

Corrian los años 1980, Cuba se habia convertido en una caldera en constante ebullicion, un olla de presion a punto de estallar, un bomba de tiempo capaz de borrar del planeta tierra a la isla y a su dictador si era necesario.

Como es sabido, en todo sistema totalitario cuando las condiciones sociales se ponen en contra de la cabeza de estado enviandole señales de peligo, este busca mecanismos que alivien el problema abriendo las compuertas, no sin antes crear un chivo expiatorio.

En este caso le toco pagar los platos rotos al gobierno de los Estados Unidos y a los miles y miles de cubanos que de pronto preferian no ser tan hombres nuevos, y viajar a las tierras lejanas donde ser libres y de hacer con sus vidas los que les diera la gana, incluido el derecho a elegir a un presidente cada cuatro años.

La turba, la claque, los degenerados, los de doble moral se prestaron para agredir a sus propios semejantes, asi se crearon los actos de repudio, los actos de agresion fisica y verbal a los “gusanos” es decir, a los cubanos que habian tenido los cojones de escapar de la opresion.

De pronto fue como si toda aquella alegria y bondad que habia sido ofrecida a los visitantes extranjeros se convirtiera en la causa por la cual teniamos que pagarle al dictador por nuestro atrevimiento, nuestro deseo de reconciliacion.

Uno de esos dias malditos, una alumna y su mama pertenecientes a mi escuela, y por motivos de que se marchaban del pais fueron a devolver el uniforme que por obligacion debiamos vestir permanentemente. Esto fue suficiente para que la “turba revolucionaria” formada por los propios estudiantes la agarraran en contra de ellas dos, comenzadolas a agredir, a empujar, a gritarles improperios, a lanzarles cuanta cosa apareciera en el camino, incluido fango, piedras, huevos, etc.

Mi escuela se encontraba localizada como a tres kilometros de la carretera principal, este acto de repudio sucedia en plena tarde, en el momento mas caliente de los dias de Cuba, en donde las temperaturas son practicamente peligrosas, la turba las obligo a quitarse los zapatos y ha hacerlas caminar esos tres kilometros cubiertas de toda la mierda que ya les habian tirado encima. Ni los gritos de suplicas que ellas pedian pudieron detener a los “representantes” del hombre nuevo y puro.

Casi al final de esa caminata y cerca de la salida a la carretera principal un guajiro de la zona se atrevio a apiadarse de ellas rescatandolas de la agresion, lo que provoco la furia de los que las perseguian callendole a palos a ese señor, al extremo de herirle uno de sus dos ojos.

Todo este acto vino a terminar cuando finalmente una ambulancia paso y las recogio llevandoselas al hospital del pueblo.

El dia que Manzor anuncio sus intenciones de irse de Cuba, aun se encontraba en la escuela, El habia presenciado los ataques que habian sido hecho en contra de los que habian tomado la misma decision, aun sabiendo lo que le podia pasar seguia firme en sus intenciones. Ese dia se habia planificado al medio dia hacerle uno de esos actos de repudio, por suerte para El, el Secretario Docente se aproximo a mi y me pidio le dijera a Manzor de que debia escaparse de la escuela antes del medio dia para asi evitar ser agredido, asi lo hice y gracias a esto fue que estuvo a salvo de la turba.

Nunca mas supe de mi amigo, se marcho de la isla por el puerto del Mariel tal como otros miles de cubanos, se fue a tierra norteamericana junto a su familia.

Detras quede yo, quedamos todos los que no teniamos vias de escape, pero con el deseo ferviente de que un dia tambien pudieramos lograr los sueños de libertad.

Hoy me encuentro en los Estados Unidos de Norteamerica, a donde he venido a eliminar el adoctrinamiento con el que creci, para de esta forma encontrarme a mi mismo y ser totalmente libre y responsable por mis actos.

Manzor vive aqui desde hace mas de 20 años, espero que algun dia el Universo nos permita reencontrarnos y asi poder darle continuidad a la amistad que comenzo alla por los años mil novecientos setenta.