Casi me hieren tus palabras
Dormidas, ciegas y tontas
Al caer enterradas
Sobre las sombras de mi ego
Me agarraste desprevenido
Con las manos caidas
Los puños abiertos
La sonrisa a flor de piel
La lluvia de tu ceguera
Empaño el momento perfecto
Las ganas de reconocimiento
La alabanza perfecta
Al dar la vuelta a la cara
Busque inmediatamente un espejo
Donde poder leer las señales
La verdad, las lineas del tiempo
La silueta de mi cuerpo
Las piernas, los brazos
Mi estomago crecido
Mis ojeras maquilladas
Fue entonces
Que pude detener la angustia
De creer en tus palabras
Tu torcida realidad
A la mañana siguiente
Aun medio desolado
Brillo el sol en mi camino
Y las piedras me hablaron
Recordandome las victorias
Las guerras aun pendientes
Lo inutil de creerte
La tarea por realizar
Pues aun casi hiriendome
Me diste la fuerza
Para aceptar mis debilidades
Y asi cambiar mi destino.